En realidad entiendo las dos posturas: la del que considera un espíritu libre al que se va y la del que piensa que es un egoísta que con su marcha deja no pocas vidas marcadas para siempre. Aunque en está segunda quizás hay también mucho de eso mimo del que ama y no quiere dejar ir. Puede que no debiera darte pena sino orgullo que tu padre o madre, herman@, hij@ o amig@ muera haciendo lo que le sale de las entrañas. Claro que el dolor es el dolor. Y no puedes culpar a nadie de sentir dolor. Ni dejar de pensar que toda acción tiene sus consecuencias y que el mundo no queda igual después de que mueras con todos los huesos rotos después de caerte de una moto a 215 kilómetros por hora.

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