Aquella mañana el cielo se partió y un terrible grito de Dios cayó sobre
Torremolinos. Todos nos estremecimos y nos miramos con temor unos a
otros pero un hombre viejo y un poco borracho se río de nosotros
"ah, sois como niños idiotas, pobres tontos miedicas y supersticiosos.
Si ese dios de cuya reprimenda os escondéis tuviera tronar de esa forma
cada vez que violáis sus normas a estas alturas él estaría afónico y
nosotros seriáis sordos".La palabra es algo fascinante. Solo la tenemos los humanos, la especie tocada por Dios, llamada a gobernar la creación. "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (Juan 1:14).
No hay comentarios:
Publicar un comentario